Después de un duro día de trabajo, uno se puede sentir muy cansado y sin ganas de hacer nada, decimos que el trabajo nos ha fatigado en extremo, pero este agotamiento no se puede explicar sólo por la poca actividad física que, actualmente, se requiere en la inmensa mayoría de los empleos. En realidad, esto es como cuando un niño pequeño va por la calle de la mano y se queja de que está cansado y que no puede más, se niega a caminar y se tira al suelo, al final le cogen en brazos, pero cuando llega a un parque infantil y le vuelven a poner en el suelo y sale corriendo a jugar. ¿Ese niño es un farsante? En realidad, no. El niño no fingía, sentía firmemente que no podía dar un paso más en un contexto concreto, en cuanto cambia el contexto cambia el comportamiento, de la misma manera que alguien que vuelve del trabajo puede sentir que no puede colgar la ropa de la lavadora, aunque no sea físicamente imposible, y lo racionaliza diciendo que está fatigado porque ha trabajado mucho.
Robert Hockey, profesor emérito de la Universidad de Sheffield, dedicó su carrera académica al estudio de la fatiga en sus diferentes facetas. No se cansó de repetir que hay una irresistible tendencia a pensar en la fatiga en términos de agotamiento de la energía (sentir desgaste, las pilas se están agotando) y a considerarla como un estado negativo y como una consecuencia inevitable del trabajo. Según Hockey, la fatiga, por el contrario, tiene una función adaptativa, al servicio de la gestión de la motivación. Voy a repasar, en esta entrada, las principales ideas de Hockey sobre la fatiga (1) porque creo que son originales y rompen con una visión simplista del trabajo, el esfuerzo y la fatiga.
La definición clásica de la fatiga, que critica Hockey, es que consiste en un decremento del rendimiento de un organismo (o parte de él) producto de la realización continua de una actividad y que puede interferir con actividades posteriores (2).
La fatiga a lo largo de la historia
El concepto de fatiga y su explicación ha ido variando a lo largo de la historia y no siempre se ha ligado al trabajo. Se ha visto como un pecado, como la consecuencia de los desequilibrios de los “humores” corporales, o la influencia de los astros (3). En El Quijote, Cervantes usa indistintamente fatigarse y esforzarse y también como alusión a tener algún problema o bien con acongojarse, entristecerse, o simplemente abrumarse con un pensamiento (4). Es decir, más como un sentimiento, un fenómeno afectivo (Ver la entrada de este blog: Desembrollar la maraña de emociones, pasiones, afectos y ánimos), que un estado físico producto del trabajo.
Parece que fue a partir de la revolución industrial cuando, según Hockey, se relacionó trabajo y fatiga. Posiblemente porque se empezó a cuantificar el trabajo por horas, a medir el rendimiento y a estandarizar las actividades laborales, frente al modelo de trabajo preindustrial ligado a la agricultura y artesanía más orientado a actividades guiadas por ciclos naturales que por el reloj. En mi opinión, en la época postindustrial se continúa relacionando trabajo y fatiga, no tanto en sentido de trabajo físico sino de carga mental.
Otra herencia de la revolución industrial fue utilizar la metáfora de la máquina aplicada al trabajador. Una máquina trabaja, pero necesita energía: electricidad o combustible, si se agota la reserva de energía, la máquina se para. Siguiendo la metáfora, la fatiga ocurre cuando a las personas se les agota la “energía” debido a la actividad continua, por lo que es necesario el descanso para reponer la energía gastada (5).
Pero esta metáfora no es muy útil a menos que no podamos definir y medir objetivamente la energía que gastamos en el trabajo, como se hace en la física la energía se puede medir. ¿De qué tipo de energía hablamos con relación a la fatiga? ¿De una energía biológica necesaria para los movimientos musculares? ¿De una energía mental o psicológica? Vamos a verlo en los apartados siguientes.
La fatiga física
Una manera de explicar la fatiga sería pensar que la fatiga real (no la mera fatiga subjetiva), producida por el trabajo es una fatiga física explicable por la actividad muscular continuada. Pero resulta que, desde el punto de visto de la actividad física, muscular, la fatiga no es un subproducto nocivo del trabajo, sino una protección: a medida que se realiza una actividad física, el músculo se va deteriorando y la fatiga aparece como una señal para cesar la actividad muscular y permitir que, durante un periodo de descanso, las fibras musculares se regeneren. Además, la fatiga muscular tiene una curva de incremento más rápida que el trabajo muscular y por eso tiene ese papel protector, porque avisa mucho antes de que se produzcan daños irreversibles (6). De esta manera, si se van alternando periodos de ejercicio y de descanso de forma adecuada la capacidad de trabajo ya sea en potencia o en resistencia, va aumentando. Dado, que las sensaciones de fatiga aparecen mucho antes de que haya un peligro inminente de daño físico, los deportistas de alto rendimiento pueden ir incrementando su tolerancia a la fatiga con el entrenamiento progresivo. Con esto vemos que el cuerpo, como mecanismo biológico, no tiene nada que ver con una máquina que no se regenera con el descanso y no es capaz de mejorar con la práctica. En este sentido la metáfora de la fatiga como falta de energía no sirve para la actividad muscular y teniendo en cuenta que necesitaríamos una cantidad de trabajo muscular inmenso para llevar a agotarnos físicamente hasta la extenuación, no podemos pensar en la fatiga física, muscular, como explicación de la fatiga en general, el “no ser capaz de hacer algo, por haber realizado mucha actividad antes”.
El Agotamiento del Yo o Ego depletion
Roy Baumeister y un grupo de colaboradores de la Case Western Reserve University en Cleveland (Ohio, USA) publicaron un curioso artículo en 1998. El artículo en cuestión se tituló Ego Depletion: Is the Active Self a Limited Resource? (En español sería algo así como Agotamiento del ego: ¿es el yo activo un recurso limitado?) este articulo científico contenía tres experimentos que, en principio, confirmaban esta nueva teoría del Agotamiento del Yo (7).
En el primer experimento, por ejemplo, un grupo de estudiantes tenía que comer rábanos de una bandeja teniendo a la vista (y a su alcance) una bandeja con galletas de chocolate. Otro grupo comió también rábanos, pero sin tener ninguna bandeja de galletas a la vista y un tercer grupo comió las galletas. Después, los tres grupos tuvieron que intentar resolver unos puzles. En esta segunda actividad, el primer grupo desistió muy pronto mientras los otros dos grupos persistieron más en intentar buscar una solución. La clave de estos resultados es que los estudiantes del primer grupo tuvieron que ejercer un cierto grado autocontrol para cumplir con las instrucciones recibidas (comer rábanos y no tocar las galletas). Los autores consideraron que el autocontrol era un recurso limitado y que si se gasta en una tarea no queda para la siguiente, a menos que no pase un cierto tiempo de descanso. La novedad de este trabajo no era tanto la fatiga, sino los post efectos del ejercicio que consisten en que ejercitar una tarea, produce decremento en otra tarea diferente.
Esta teoría recibió una gran atención e interés en su momento, naturalmente junto con críticas acérrimas. En mi opinión el gran interés suscitado por esta teoría es que Roy Baumeister elaboró su teoría basándose en ideas freudianas como la fuerza del yo o la energía psíquica, mezcladas con las ideas y métodos de Walter Mischel sobre el autocontrol (8). Como es bien sabido las teorías freudianas fueron difundidas y aceptadas de durante la primera parte del siglo XX, pero, después, cuando las predicciones de esta teoría fueron puestas bajo el escrutinio de los datos y las comprobaciones empíricas, las ideas freudianas tuvieron un fracaso espectacular. Por esto, una teoría de tenía algo de Freud y que tenía apoyo experimental fue una novedad que interesó a la comunidad académica.
Pero después de la publicación de los primeros estudios que confirmaban la teoría del agotamiento del ego, empezaron a aparecer otros en los que no se conseguía replicar el fenómeno en modo alguno; o sea, que después de tareas que exigían un gran autocontrol, los participantes podían dedicarse como si nada a una tarea nueva (especialmente si les era interesante). Los datos que aparecen en el último metaanálisis realizado sobre esta teoría, no les son favorables (9)
Fatiga y motivación
Hockey, en su libro (ver nota 1), recopila una impresionante cantidad de estudios empíricos sobre la fatiga, incluyendo tanto los decrementos en el rendimiento de una tarea, como los post efectos en otras tareas. Como ya se ha explicado, el autor descarta que la fatiga general pueda ser explicada por el grado de trabajo muscular o mental que se ejerce para realizar una tarea. En realidad, la fatiga no es un resultado de lo que hace el individuo (sea mucho o poco) sino del tipo de tarea. Dicho de otro modo, no es el trabajo realizado lo que produce fatiga sino los resultados obtenidos; cuanto menos valiosos sean los resultados de una tarea, más fatiga se produce , así de sencillo.
Las tareas más estresantes producen más fatiga. Lo mismo que las repetitivas, las aburridas, las tareas en la que no hay control y las imprevistas. Las tareas con una alta demanda, muy exigentes, en las que se evalúa el rendimiento por terceras personas, producen mucha fatiga también. De la misma manera que las tareas que se realizan bajo presión, para evitar daños o con posibilidad de fracaso. En cambio, tareas variadas o que sean elegidas por la propia persona, no producen casi fatiga. Tampoco producen fatiga tareas en las que el participante alcanza progresivamente nuevas metas, ya sea un juego online o una investigación científica. Por esta razón, Hockey llega a la conclusión que la fatiga es un fenómeno de naturaleza motivacional.
Se puede entender que la fatiga se produce no por la cantidad de trabajo realizado sino por la relación entre esfuerzo invertido y la recompensa o los resultados obtenidos. Cuando a mucho esfuerzo corresponden pocos resultados, la fatiga aparece pronto. Por eso las tareas con motivación intrínseca (hacer la tarea es una recompensa en sí misma), no producen fatiga y sí la producen las que tienen exclusivamente motivación extrínseca (por ejemplo, cobrar por realizar un trabajo aburrido).
Por lo tanto, según Hockey la fatiga es un estado motivacional que indica que la motivación para continuar con una tarea está disminuyendo y que puede haber otras alternativas más atractivas (hacer otras tareas, divertirse, etc.). La fatiga es un aviso de la necesidad de cambiar de actividad, y en este sentido Hockey la identifica como una emoción que interrumpe una actividad. Claro que a veces es necesario u obligatorio continuar con una tarea que produce fatiga (es decir que no motiva), en ese caso la fatiga avisa de la necesidad de aumentar el esfuerzo, si se quiere mantener el rendimiento. Esto ocurre cuando hacemos tareas que no nos gustan, pero se deben hacer porque nos pagan por ello o simplemente porque queremos complacer a otras personas o porque es un compromiso adquirido.
Decir que la fatiga es un fenómeno motivacional, no quiere decir ni mucho menos que sea voluntario, que no “tenemos ganas” de hacer algo. Hacer una actividad u otra, no depende de las decisiones racionales, ni de la fuerza de la voluntad, eso lo saben perfectamente las personas que deciden ir al gimnasio o hacer dieta cada principio de año y no lo consiguen. La motivación depende de las condiciones orgánicas, de la estimulación del entorno, de la historia de aprendizajes y experiencias previas, del contexto social y de muchos otros factores que nos impulsan a hacer unas cosas y a dejar de hacer otras. Cuando estos factores, no voluntarios, nos impulsan a no hacer una cosa, es social y personalmente más aceptable decir que es porque estamos fatigados. Pero eso es una explicación a posteriori. También podríamos decir que es porque no le da la gana a nuestro cerebro. En todo caso, la motivación no está constituida por caprichos.
Conclusiones
La teoría motivacional de Hockey es más compleja de lo que he explicado aquí y tiene interesantes aplicaciones tanto en el terreno laboral, como en el de la salud en relación con la fatiga crónica, la fatiga asociada a enfermedades y el estrés. También hay interesantes correspondencias entre esta teoría y el funcionamiento de los circuitos cerebrales relacionados con el control ejecutivo y la atención. Pero no voy a extenderme más, sino que estos temas pueden ser objeto de otra entrada de este blog.
Pero en todo caso, la conclusión es clara no nos fatigamos porque trabajemos mucho sino porque trabajamos mal o, mejor dicho, en malas condiciones. La fatiga es un aviso de la necesidad de descanso o de cambio de actividad. No debe ser visto como algo así como un residuo tóxico producto de trabajar mucho. No se debería normalizar el agotamiento; es un aviso, no una condena.
Agradecimiento
Agradezco a Ana Villegas y a Gabriel Fernández Carasa sus comentarios y aclaraciones sobre la fatiga en el deporte que me han ayudado escribir esta entrada.
Notas,
1.- Robert Hockey es profesor emérito de Factores Humanos en Ingeniería Cognitiva en la Universidad de Sheffield (UK). Se da la circunstancia que sufrió de fatiga crónica durante seis años, como explica el mismo en su último libro libro. Ha escrito numerosos artículos de investigación en el campo de la atención y el rendimiento, la carga de trabajo, el estrés y la fatiga. También ha editado o escrito cinco libros, como R. Hockey (Ed) (1983). Stress and Fatigue in Human Performance. Chicjester: John Wiley and Sons. Pero el libro en el que se expone con detenimiento toda su investigación y sus propuestas teóricas sobre las fatiga es: R. Hockey (2013). The Psychology of Fatigue. Work, Effort and Control. Cambridge: Cambridge university press. El contenido de esta entrada esta dedicado sobre todo a glosar las principales ideas contenidas ene este libro.
2,. Ash, I.E. (2014). Fatigue and its effects upon control. Archives of Psychology, 31, 1-61. Citado por Hockey (2013)
3.- A parte del libro de Hockey, también se puede consultar: Vigarello, Georges (2020). Historia de la Fatiga. París: Seuil.
4.- José maría Requena Company. La fatiga del espejo. Diario de Almería, 31 de Marzo 2022. https://www.diariodealmeria.es/opinion/articulos/fatiga-espejo_0_1259574317.html
5.- Es curioso, pero en ingeniería también se usa la metáfora de la fatiga, pero al revés. Se atribuye una cualidad humana a un material. Los materiales se puede fatigar y finalmente romperse. El problema es que también es una metáfora desafortunada. Porque la fatiga de los materiales no avisa, hay microrroturas internas que no se aprecian hasta que la pieza se rompe de golpe. Esto es lo contrario de la fatiga que avisa antes de la rotura.
6.- Mosso, A. 81906). Fatigue. New York: Putman. Citado por Hockey (2013)
7.- Baumeister, R. F., Bratslavsky, E., Muraven, M., & Tice, D. M. (1998). Ego depletion: Is the active self a limited resource? Journal of Personality and Social Psychology, 74(5), 1252–1265. https://doi.org/10.1037/0022-3514.74.5.1252
8.- Walter Mischel publicó un famoso experimento, el que se describía el Marshmallow Test que consistía en medir al resistencia a la tentación de zamparse uan golosina de forma inmediata, en niños. Lo bueno es que relacionó este autocontrol con éxitos académicos posteriores, el tema merece una entrada propia.
Mischel, W., Ebbesen, E. B., & Raskoff Zeiss, A. (1972). Cognitive and attentional mechanisms in delay of gratification. Journal of Personality and Social Psychology, 21(2), 204–218. https://doi.org/10.1037/h0032198
9.- Los metaanálisis y los estudios de replicación consisten en recoger todos los artículos publicados sobre un tema, tanto de los favorables como detractores a la teoría y evaluar conjuntamente mediante métodos estadísticos la fuerza de la evidencia y al capacidad que tiene un fenómeno de ser replicado por laboratorios independientes.
Carter, Evan C.; McCullough, Michael E. (1 de enero de 2014). «Publication bias and the limited strength model of self-control: has the evidence for ego depletion been overestimated?». Personality and Social Psychology 5: 823. PMC 4115664. PMID 25126083. doi:10.3389/fpsyg.2014.00823.
Replicability Report No. 1: Is Ego-Depletion a Replicable Effect?
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