Falacias y sesgos

Una falacia es una argumentación que a simple vista parece válida pero que en realidad contiene algún error lógico, mientras que un sesgo cognitivo es la tendencia sistemática a favorecer más a un cierto punto de vista o idea cuando se razona. En la tradición filosófica europea, desde Aristóteles, las falacias y los sesgos han sido vistos como fallos de la mente humana, como errores que se deben erradicar. Pero ya en el siglo XX, los psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tversky descubrieron que tanto las falacias como los sesgos eran el resultado de la forma habitual de pensar de los humanos. Las personas tienen dos formas de pensar: la rápida y la lenta. El pensamiento rápido es intuitivo y el lento, reflexivo. Las falacias y los sesgos son el resultado del pensamiento rápido que trabaja con la información más accesible y reciente, simplificando y haciendo aproximaciones burdas, como si fuese solamente un borrador. Luego, el pensamiento lento pule y corrige las primeras impresiones. No podemos librarnos de los errores del pensamiento que aparecen en forma de falacias y sesgos porque son el resultado de nuestras intuiciones automáticas, pero tenemos la obligación de repasar, siempre, las primeras impresiones.

Aqui voy a iniciar una colección de falacias y de sesgos del pensamiento humano, para poder identificarlas más fácilmente y pulir nuestro pensamiento consciente.

La falacia del hombre (… o la mujer) de paja

En 1520 Martin Lutero se quejaba de que la iglesia católica le criticaba por afirmaciones que en realidad nunca había hecho y escribió algo así como “…han construido un hombre de paja para poder atacarlo”. De ahí viene la falacia del hombre (… o de la mujer) de paja, se trata de una falacia informal que consiste en tergiversar los argumentos de otra persona para poder criticarlos con facilidad. Esta tergiversación puede consistir en sacar de contexto alguna afirmación de los oponentes, exagerar o simplificar los argumentos, cambiar detalles pequeños, aunque importantes o, directamente, inventarse afirmaciones que nunca se han hecho.

Por ejemplo: “Los que se oponen a la pena de muerte creen que la vida de un asesino es más importante que las de sus víctimas”. “Los partidarios del aborto pretenden que todas las mujeres aborten”. “Los que quieren impedir la inmigración irregular creen que todos los inmigrantes son delincuentes”. “Las leyes que restringen la publicidad de bebidas alcohólicas son absurdas porque no se puede limitar la libertad individual de beber alcohol”.

Imaginemos que se preguntara a una persona que se considere de izquierdas sobre la ideología de derechas, es más que probable que la describiera acentuando sus aspectos más autoritarios y radicales; pero al revés también pasaría algo parecido si se preguntara a una persona de derechas sobre la izquierda, tendería a mostrar la versión más radical y autoritaria de la izquierda. De esta manera en las redes sociales y en los medios de comunicación asistimos a una fenomenal batalla campal de “personas de paja”. Puras entelequias, personas de paja construidas mentalmente para ridiculizar y descalificar a las otras personas pero que no piensan como ninguna persona real. Démonos cuenta de que el común de las personas corrientes está formado por personas de carne y hueso, moderadas y tolerantes,  y no por personas de paja, exageradas y ridículas.

El antídoto ante esta falacia es reformular las opiniones atacadas con un lenguaje claro y preciso. También conviene mantener la calma y no responder con un contraataque.  Para no caer en la batalla de las “personas de paja” se debería intentar comprender las razones de los otros y saber identificar, en cualquier polémica, tanto los aspectos en los que se está de acuerdo, como aquellos en lo que se disiente.

La falacia del argumento ad ignorantiam

Esta falacia se comete cuando se afirma que algo es cierto por la sencilla razón de que nadie ha demostrado que sea falso, aún.  Bertran Russell, en 1952, puso un ejemplo de esta falacia, la famosa tetera de Rusell, con estas palabras:

“Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que me cuidara de añadir que la tetera es tan pequeña que no puede ser vista ni por los telescopios más potentes”

Bertran Russell, 1952,

Lo que quería mostrar Russell es que cuando una afirmación es absurda es fácil ver que el argumento ad ignorantiam no es válido. Pero cuando las afirmaciones son verosímiles o están compartidas con otras personas como las creencias religiosas, el hecho de que no se pueda demostrar su falsedad aparece como un argumento razonable.

Cuando alguien afirma algo debe aportar pruebas a su favor. La trampa de esta falacia está en que rehúye la carga de la prueba y se basa únicamente en la inexistencia de pruebas en contra.

Cuando se acusa a alguien de un delito, se debe demostrar su culpabilidad y el acusado no está obligado a demostrar su culpabilidad. Pero cuando los delitos tienen relevancia social, como la corrupción de políticos, el argumento ad ignorantiam cobra vida en la opinión pública y el hecho de que no haya pruebas claramente exculpatorias se identifica como prueba de culpabilidad.

Naturalmente, este argumento también funciona en sentido contrario. Una proposición no es falsa porque aún no se haya demostrado que sea verdadera (22 de diciembre de 2024).

Un astronauta, finalmente, atrapa la tetera de Russell en el espacio (Ilustración de someMASCus en Deviant Art)

La falacia circular o del círculo vicioso

Un razonamiento consiste en plantear una premisa y, a partir de ella, llegar a una conclusión. En la falacia circular la conclusión se basa en las premisas, pero la premisa se basa a su vez en la conclusión. Es como caminar en círculos, siempre se pasa por el mismo sitio y no se llega a ninguna parte. Ejemplo:

a) Si los extraterrestres existen, entonces viven en otros planetas.

b) Si viven en otros planetas, entonces vienen a la Tierra desde otros planetas.

c) Si los extraterrestres vienen a La Tierra desde otros planetas, entonces los extraterrestres existen.

En esta imagen vemos un divertido cuento basado en la falacia circular. Pero pensemos cuantas veces se cuela esta clase de argumentos circulares en la vida diaria (22 de noviembre de 2024)